viernes, 21 de febrero de 2014

FILOSOFÍA 10°: RESUMEN Y ACTIVIDAD SEMANA 6

ACTIVIDAD INDIVIDUAL: CADA ESTUDIANTE RESUME LOS TEMAS EN SU LIBRETA.

ACTIVIDAD GRUPAL: (5 INTEGRANTES)
1. RESPONDAN EN UN TRABAJO GRUPAL:
¿CUÁLES DE LAS DIEZ REGLAS DE LA PREGUNTA NO SE CUMPLEN NORMALMENTE?
¿POR QUÉ SE DEBE ANALIZAR BIEN?
¿QUÉ MÉTODO SE DEBE APLICAR PARA ANALIZAR BIEN?
¿CUÁLES SON LOS PASOS PARA DIALOGAR CON ARGUMENTOS?
¿DIGAN LAS ETAPAS O FASES PARA INTERPRETAR UN TEXTO FILOSÓFICO?
¿QUÉ ES UN ARGUMENTE?
¿QUÉ DIFICULTADES ENCUENTRAN AL ARGUMENTAR?

RESUMEN

¿CÓMO APRENDER A PREGUNTAR?
Aprender a preguntar bien
¿Sabes preguntar? ¿Qué te hace pensar o creer que sabes preguntar? Comprueba hasta qué punto sabes preguntar o haces buen uso de la pregunta. Afirmar o negar está al alcance de cualquier persona ya que no requiere siquiera escuchar. En cambio, para preguntar es necesario no sólo escuchar sino también pensar; no basta con parecer inteligente, también es necesario serlo.

Las preguntas son la parte más importante en la comunicación. Nos permiten:
Evitar malos entendidos, evitando así problemas.
Encontrar soluciones a problemas existentes.
Conocer más nuestro entorno, a otras personas y a nosotros mismos.
Estar más y mejor informados y, por ende, tomar mejores decisiones.
Comprobar y verificar la certeza de algo, aportándonos así mayor seguridad.
Así, si preguntar es tan positivo, ¿a qué se debe que apenas preguntemos? Sentimos temor a: Sentirnos “inferiores”, Ser descorteses y Parecer tontos. Una vez que dejamos de sentir temor a preguntar, la pregunta es: ¿Cómo preguntar bien? Pues bien, hay que tener en cuenta las diez reglas de la pregunta:
1. La pregunta no debe ser una acusación encubierta.
Un padre pregunta a sus hijos “¿quién de vosotros me ha quitado la cartera?”. Quizá no recuerda dónde la guardo o la ha perdido.
2. No debe acotar la respuesta a aquella que nos interesa, ni siquiera insinuarla.
“Dime, ¿crees que con esa actitud conseguirás aprobar matemáticas?”, le dice una profesora a un alumno. Mejor sería preguntar “¿qué puedes hacer para aprobar matemáticas?” o “¿cómo puedo ayudarte para que aprendas matemáticas?”, etc.
3. Debe ser específica.
Mejor “¿Cuál de los dos coches es mejor para realizar viajes largos y, ocasionalmente, utilizarlo para circular por la ciudad?” que ¿cuál de los dos coches es mejor?
4. Debería ser abierta a varias respuestas.
En muchas conferencias al finalizar preguntan “¿alguna pregunta?” y el público permanece en silencio pues sólo le viene a la mente “sí” o “no” y eso no son preguntas. En cambio, cuando se dice “¿qué preguntas tenéis?” las personas piensan durante un momento o revisan alguna que hubiesen anotado durante la conferencia y la realizan.
5. Su objetivo no debe ser obligar a que la otra persona se justifique.
Un alumno llegó 5 minutos tarde a clase de Biología, preguntó si podía entrar y la profesora le respondió con otra pregunta: ¿por qué llegas tarde?. El alumno, ya sabía que la profesora utilizaría su respuesta para ponerle en evidencia ante sus compañeros así que respondió “lo siento, no he tenido motivo alguno para llegar tarde, la pregunta es ¿puedo asistir a su clase para aprender biología?. Finalmente, entré y asistí a esa clase ;-).
6. Se debe preguntar para solicitar aclaraciones.
En vez de estar interpretando y juzgando continuamente lo que dice la otra persona, mejor preguntar “¿a qué te refieres? “o “he entendido … ¿es así?”.
7. Escuchar antes de preguntar.
Durante un diálogo hay que prestar atención a la otra u otras personas antes de preguntar. Es habitual estar pensando qué diremos después en vez de estar escuchando.
8. Utilizarlas como respuesta.
En ocasiones nos pueden realizar preguntas que podemos interpretar de varias formas: en una reunión una persona pregunta ¿qué os parece el nuevo empleado? Ante esta pregunta cabe responder con otra “¿te refieres a su conducta, capacitación profesional, trato personal? ¿A otra cosa en concreto?”, así la siguiente pregunta será especifica.
9. Debe ser respetuosa.
Parece obvio, pero no muchas veces no lo son. La pregunta “¿qué opinas de que los maricones se casen?” puede convertir un dialogo en una discusión o, simplemente, acabar con él.
10. La pregunta debe ser simple y única.
Cuando una pregunta es compleja, o se realizan varias una tras otra, se está obligando a quién tiene que responder a esforzarse en recordar las preguntas y esto dificulta el diálogo.


¿CÓMO APRENDER A ANALIZAR?
El saber bien los orígenes de las cosas y situaciones que nos pasan nos evitan y evitarán mucho sufrimiento personal, e incluso, ajeno. Muchas de los sufrimientos y problemas de las personas se deben a que no han analizado bien las situaciones en las que viven. Cuando analizan mal una situación, normalmente es que la solución no será la acertada. Por ejemplo: una persona cree que otra le desea mal, y por eso está siempre a la defensiva... Mientras tanto la otra persona ni tan siquiera se acuerda de la primera persona... Al analizar mal la primera sufre mucho sin ningún motivo... Así suceden muchas situaciones en la vida.

La capacidad de analizar bien se va aprendiendo poco a poco. Puede mejorarse y merece la pena hacerlo. ¿Por qué es importante saber analizar bien las situaciones? El analizar bien es quizá la acción de nuestra mente que más nos ayuda a resolver los problemas diarios. Todas las personas analizamos de una manera u otra las situaciones o las personas, pero no siempre lo hacemos de manera consciente. Es necesario que seamos conscientes de este proceso.

¿Cómo podemos ir desarrollando nuestra capacidad de análisis?
-       Lo primero es recopilar toda la información o datos sobre la persona o la situación que deseamos analizar, al menos los datos fundamentales.
-       Después de tener los verdaderos datos tenemos que preguntarnos: Qué ocurrió primero, qué sucedió después.
-       Identificar a los protagonistas en cada una de las etapas. Qué hizo o dijo cada cual. Posibles razones de sus mensajes o sus conductas.
-       Examinar los intereses de las partes enfrentados. Ver si estamos ante un conflicto.
-       Ver la responsabilidad que tiene cada persona, y ver el nivel de responsabilidad de cada uno.
-       Diferenciar entre las causas y efectos. Las causas serían las razones de lo que sucedió. Los efectos son las consecuencias de las causas.
-       Buscar el origen del problema.
-       Preguntarnos qué podemos hacer realmente ante este acontecimiento.
-       Ver sobre qué cuestiones no disponemos información y ver qué podemos hacer para suplir esa falta de datos.
-       Lo que no hay que hacer: Empezar a darles vueltas y vueltas a la cabeza tratando de analizar cosas simples.
-       Creer que nuestro análisis es el exacto y que todos los demás son inútiles...
-       Lo que sí debemos hacer para lograr un buen análisis: Dejarnos llevar por la lógica y el sentido común.
-       En caso de dudas, consultar con personas que nos merezcan confianza.
-       Alegrarnos cuando nos damos cuenta de que hemos analizado bien un tema y nuestro análisis nos ha ayudado a nosotros y a otras personas.
Si desarrollamos esta habilidad de analizar las situaciones lograremos comprender y resolver distintas situaciones en la vida. La capacidad de análisis tiene que ser una pieza vital de nuestra mente. Debemos entrenarnos en los análisis que afectan nuestra vida.
Consiste básicamente en "la distinción y separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos." El análisis filosófico se atiene, por lo tanto, a dicha definición, consistiendo básicamente en dicha operación; pero hay una característica que ha constituido desde siempre una de las partes fundamentales de todo análisis filosófico: el conocimiento de la estructura argumentativa del texto objeto de análisis.
A diferencia del resumen, que consiste básicamente en transmitir abreviadamente el contenido esencial de un texto, el análisis consistirá en explicar dicho texto. Es decir, básicamente, en explicar su significado y su estructura argumentativa (lo que se dice y cómo se dice). El análisis no es todavía un comentario de texto sino, junto con el resumen, el paso previo a todo comentario de texto (o una parte del comentario de texto, según la escuela metodológica que se siga).
Analizar es, pues, explicar los contenidos de un texto, es decir, las ideas y conceptos que en él se expresan; y también explicar las relaciones que existen entre esas ideas, conceptos, es decir, explicar su estructura argumentativa.
Cómo aprender a analizar correctamente
*Para realizar un análisis debemos comenzar la lectura del texto buscando el significado y la estructura lógica del mismo. Por lo que respecta a la estructura, hemos de prestar atención a los párrafos en que se divide el texto, así como a los signos de puntuación y a todas aquellas partes del lenguaje -conjunciones, adverbios...- que ponen en relación las distintas partes del texto. Hemos de atender igualmente a todas las expresiones utilizadas por el autor para fijar el orden y la importancia de los contenidos, así como la naturaleza propia de su discurso.
*Hay que releer el texto tantas veces como sea necesario hasta estar completamente seguros de haber determinado su sentido y estructura.
*Al tiempo que hacemos este trabajo podemos ir anotando todas las sugerencias que se nos vayan ocurriendo: aunque la mayoría no vayan a resultar fructíferas siempre habrá algunas que podrán sernos útiles, ya para fijar el sentido del texto o su estructura, ya para un posible y ulterior comentario (si el análisis que estamos realizando forma parte de un comentario de texto).
*Hemos de dar todas las explicaciones que consideremos necesarias para fijar con precisión el significado del texto y su estructura argumentativa.
EL examen de las propias creencias de las ajenas no consiste solamente en preguntar por los argumentos que las apoyan y evaluarlos. Como el método de la refutación socrática enseña, filosofar también consiste en pensar las implicaciones de una creencia y examinarlas. Pero ambas cosas no son posibles si antes no es claro lo que la creencia significa, si antes no se ha analizado su contenido.
Cómo analizar el contenido de una creencia. Toda creencia o toda opinión se expresa por lo general en una oración completa con sentido. Analizar el contenido de una creencia es preguntarse por el significado de cada una de las partes de la oración con la que se expresa la creencia.
El significado de los términos clave: Por supuesto no todas las partes generan dificultad, así que hay que aprender a distinguir los términos clava. Por ejemplo, si yo afirmo que “Todo lo que vivo es un sueño” o que “Una opinión es verdadera dependiendo del punto de vista de cada cual”, en cada oración puedo distinguir los términos clave: “lo que vivo” y “sueño” en la primera   y “verdadera” en la segunda.
El análisis consiste en preguntar qué se debe entender por cada uno de estos términos. Para analizar, y después poder valorar, un texto argumentativo puede resultar muy útil que tu hijo realice un esquema previo en el que pueda ver a simple vista la idea principal y los argumentos dados por el autor.
¿CÓMO DIALOGAR CON ARGUMENTOS?
Para valorar un texto argumentativo el estudiante deberá seguir los siguientes pasos. No olvides que esta tarea puede ser muy interesante realizarla en grupo.
1º- Averiguar los argumentos en los que se basa el autor para defender su tesis. Si tu hijo ya ha hecho el esquema previo, le resultará muy fácil saberlo simplemente mirando su esquema.
2º- Comprobar los argumentos uno a uno para examinar si son o no válidos.
3º- Pide a tu hijo que cree nuevos argumentos tanto a favor como en contra, a pesar de que esté de acuerdo con la idea del autor. Esto le ayudará a valorarlos de manera objetiva, aclara sus criterios y a tomar una decisión.
Se recomienda:
1.- Realiza un esquema en el que se aprecie la idea principal y los argumentos que avalan dicha idea según el autor.
2.- Analiza los argumentos e, independientemente de tu opinión, valóralos de 1 a 5 según creas que respalda mejor o peor la tesis del autor.
3.- Escribe nuevos argumentos, por lo menos uno de cada, a favor y en contra de la idea principal del texto.
4.- Escribe tu propia opinión sobre el tema argumentándola.
Clases de argumentación:
Argumentación informal
La argumentación informal en la primera década del siglo XXI, tiene diversas orientaciones y está alimentada de múltiples disciplinas, contiene la argumentación jurídica o filosófica, el discurso público ético-político, semiótica del texto, comunicación corporal e interpersonal, nueva retórica, lingüística, sociolingüística del análisis del discurso, etc. La argumentación cotidiana tiene mucho que ver con la persuasión, porque de cualquier manera, lo que se busca realizar cuando se argumenta en la vida diaria es convencer a alguien de algo.
El discurso como persuasión
Se trata de un discurso en el que, dadas las «razones argumentativas» que el discurso ofrece, el otro actúe de la forma que dicho discurso propone. Es por tanto un discurso dirigido fundamentalmente a la voluntad, para «persuadir» y mover a la acción en un determinado sentido en orden a alcanzar algunas finalidades. En este tipo de discurso se mezcla el conocimiento y el interés. Por eso se juega con la equivocidad que ofrece la retórica, sin necesidad de mentir o decir falsedad.
Argumentaciones de tipo prueba
Como hemos indicado tales argumentos son los argumentos lógico-matemáticos en cuanto formales y todos aquellos que siguen sus forma al ser aplicados a unos datos tenidos como válidos para obtener la demostración de una afirmación concreta como verdad necesaria y por tanto indiscutible. Esto ocurre cuando el producto de todas las afirmaciones del discurso como proposiciones lógico-matemáticas implican una conclusión como tautología.

COMO APRENDER A INTERPRETAR UN TEXTO FILOSOFICO
Los textos escritos se parecen mucho a las conversaciones. Todos podemos hablar y lo hacemos explicando las cosas desde nuestro punto de vista: decimos lo que nos conviene, ocultamos detalles que nos perjudican, destacamos lo que nos interesa, defendemos nuestra opinión, exageramos… e incluso a veces se miente y engaña, como sabemos. Al escribir y leer no somos mejores.
Algunos textos han superado fuertes controles de calidad y podemos confiar en que aportan datos ciertos e importantes. Es el caso de los libros que encontramos en una biblioteca, de las webs de instituciones públicas (gobiernos, universidades) o algunos periódicos de prestigio. Pero incluso estos escritos adoptan siempre una perspectiva: ni dan toda la información, ni incluyen todas las opiniones ni pueden atender los intereses de cada lector.
Muchos otros escritos se publican sin control de calidad y pueden despertar desconfianza. Es el caso de muchas páginas en Internet (webs de empresas, blogs personales, foros temáticos), de los anuncios comerciales o incluso de algunas revistas, periódicos y libros no contrastados. No siempre sabemos de dónde procede la información, qué grado de veracidad tiene o qué intereses persiguen su autor o la organización que ha pagado la publicación.
Por todo ello, al leer no basta con comprender lo que se dice, sino que debemos Interpretarlo. Interpretar significa aquí valorar críticamente el texto: darle el sentido.
La Filosofía tiene una larga historia que se inicia con los griegos, en el siglo VI a. de C., y continúa en nuestros días, sin que se sepa si algún día tendrá un final o, por el contrario, durará mientras perviva el ser humano. Durante estos veintiséis siglos de existencia se han sucedido una tras otra las diferentes Escuelas, en ocasiones hallando puntos comunes en sus planteamientos, en otras, las más de las veces, discrepando sustancialmente entre sí. Estas coincidencias y enfrentamientos han logrado que la Filosofía acrecentara con el tiempo su vitalidad.
Para el estudiante de Filosofía penetrar en el estudio de su historia resulta una labor, a la vez que necesaria, enormemente sugerente. Descubrir las diferentes filosofías, averiguar cuáles son sus raíces, discernir qué problemas plantean y qué soluciones proponen, analizar su influencia posterior en otras teorías, etc. es una actividad sin duda atractiva para quien se inicie en el estudio dela Filosofía.
Pero conocer su historia es insuficiente y requiere necesariamente complementarse con una lectura y estudio de los propios textos de los filósofos, y entablar, de esta manera, una reflexión sobre, y un diálogo con, los escritos de los grandes teóricos que nos han precedido. Reflexionar sobre los problemas filosóficos de la mano de los principales pensadores es, por consiguiente, un excelente (y necesario) método de introducirse en la Filosofía o, si se prefiere, un modo muy apropiado de empezar a filosofar.
Saber analizar y comentar un texto filosófico es, pues, imprescindible para todo estudiante de Filosofía. Nuestro objetivo es presentar unas normas claras y sencillas que permitan introducirse fácilmente en el Comentario de Texto filosófico.
Ello se ha realizado en dos partes: en una primera, se relacionan una serie de normas que obviamente no agotan todas las posibilidades, sino que constituyen una posible guía a seguir, entre otras muchas posibles; en la segunda, se realiza un ejemplo práctico que sigue las pautas propuestas en la primera parte. Para realizar este ejemplo se ha seleccionado un texto de uno de los grandes filósofos de todos los tiempos: Platón.
Así pues, las páginas que siguen deben entenderse como un instrumento de trabajo con el que contribuir a despojar de escollos la ruta del estudio dela Filosofía. Un instrumento abierto a la imprescindible colaboración de los estudiantes
Normas para interpretar un texto filosófico
1. Lo que es un Comentario de texto.
Uno de los objetivos fundamentales en filosofía es aprender a filosofar a partir de los propios textos filosóficos, es decir, leer y analizar las obras de los diferentes autores. Pero la labor de lectura es una labor ardua, una labor que requiere sobre todo tiempo; leer una cantidad significativa de volúmenes no se consigue de una semana para otra, puede llevarnos, por el contrario, varios años de esfuerzo constante. Dada esta imposibilidad material de leer en poco tiempo las principales obras de los grandes filósofos resulta conveniente, para quien se esté introduciendo en el estudio de la Filosofía, la lectura de fragmentos reducidos de aquellas obras que han desempeñado un papel fundamental en la Historia del Pensamiento. Lectura que debe acompañarse de una determinada actividad, que es precisamente la que nos iniciará en nuestro propio modo de hacer filosofía. De esta manera, el estudiante no sólo estará aprendiendo lo que nos han transmitido los grandes sistemas filosóficos, sino que además estará dando los primeros pasos en lo que podemos llamar" aprender a filosofar". Esta actividad que nos acerca enormemente a ese "aprender a filosofar" es el Comentario deTexto o análisis del mismo.
En muchas ocasiones no somos capaces de elaborar una interpretación plausible del texto. Interpretar un texto supone dotarlo de sentido, obtener una visión global y coherente que resulte significativa para nosotros. En el proceso de interpretación de un texto hay dos pasos fundamentales:
1.    Contextualizar el texto, es decir, situarlo en la época en que se produjo y en la tradición cultural a la que pertenece. Un enunciado como La materia está compuesta de átomos se interpretará de manera muy diferente en una obra filosófica escrita en la antigua Grecia que en un tratado de Física redactado en la segunda mitad del siglo XX.
2.    Descubrir la intención del autor. Detrás de todo texto hay un autor que lo ha compuesto con una intención determinada: informar, persuadir, entretener... Solo si somos capaces de discernir esa intención, podremos interpretar correctamente el texto. Pensemos, por ejemplo, en el siguiente enunciado: La ventana está abierta.
3.    La intención de quien lo emite puede ser meramente informativa (si es, por ejemplo, la respuesta a una pregunta como ¿Está cerrada la ventana?) o persuasiva (si se pretende con él que alguien cierre la ventana). La interpretación del enunciado será distinta en cada caso.
La interpretación es, en definitiva, el resultado de poner el contenido del texto en relación con distintos factores que determinan su sentido, como el contexto y la intención del autor.
4.    La hermenéutica ( "arte de explicar, traducir, o interpretar") es el conocimiento y arte de la interpretación, sobre todo de textos, para determinar el significado exacto de las palabras mediante las cuales se ha expresado un pensamiento.

COMO DIALOGAR CON ARGUMENTOS
La teoría o tipo de la argumentación es el estudio interdisciplinario del debate civil, la dialéctica parlamentaria, el diálogo, la conversación y la persuasión. Estudia la lógica, las reglas de inferencia y las reglas de procedimiento. La argumentación se preocupa principalmente por llegar a conclusiones a través del razonamiento lógico basado en premisas. Aunque en la teoría de la argumentación se incluye el debate y la negociación, las cuales están dirigidas a alcanzar unas conclusiones de mutuo acuerdo aceptables, su principal motivación es quizás el debate social en el que la victoria sobre un oponente es el principal objetivo. Este arte y ciencia es con frecuencia el medio por el cual algunas personas protegen sus creencias o propios intereses en un diálogo racional, en simples coloquios o durante el proceso de argumentación o defensa de ideas. La argumentación es usada en los juicios para probar y o refutar la validez de ciertos tipos de evidencias. Los estudiantes de argumentación estudian las racionalizaciones post hoc mediante las cuales un individuo puede justificar decisiones que originalmente pudieron haber sido realizadas de forma irracional.

Argumentaciones correctas: argumentos en los que la conclusión se apoya en las premisas. La lógica informal (lógica de las buenas razones), estudia las condiciones que deben cumplir los argumentos para ser correctos en ese sentido. Diálogo argumentativo: es un juego lingüístico en el que dos o más participantes intercambian mensajes respetando ciertas reglas que les comprometen a cooperar de buena fe para que se alcance el objetivo del dialogo. Diálogo argumentativo: Principio cooperativo: contribuye a la conversación tal y como lo exige el objetivo o propósito que le corresponda. Este principio implica estas obligaciones:-lleva el peso de la prueba cuando te corresponda-no hagas que tu interlocutor lleve el peso de la prueba cuando no le corresponda-No utilices premisas no admitidas por los temas interlocutores para apoyar una conclusión que pretendes que sea admitida por todos.-define, aclara o justifica el significado de los términos que utilices siempre que te lo pidan.-no intentes forzar prematuramente la clausura del dialogo. Regla de la cantidad: proporciona tanta información como sea necesaria para mantener tu punto de vista, pero no más. Regla de la cualidad: no digas lo que creas que es falso y no trates de mantener a toda costa una opinión de la que no tengas pruebas suficientes. Regla de relevancia. Debes ser relevante, esto es, centra tus intervenciones en el asunto sobre el que se dialoga y no cambies de tema sin permiso. Regla de modo. Explícate con claridad, sin ambigüedades con brevedad y ordenadamente. Herramientas del diálogo argumentativo: aseguradores: se usan cuando alguien quiere presentar como segura una creencia y evitar que su interlocutor le pida razones para apoyarla(es de sentido común que.., es evidente que.. todo el mundo está de acuerdo en que..) Sería erróneo usar estos términos para cerrar el dialogo antes de lo debido. Términos protectores: para proteger nuestras afirmaciones de las críticas de los demás(probablemente, la mayoría de… son.., quizá sea cierto que..) la utilización es correcta siempre que no pretendamos cerrar la discusión prematuramente, sino exponer opiniones con menos seguridad. sesgados: algunas palabras están cargadas de connotaciones positivas o negativas, y estas varían según la persona que las dice y a quien las dice, hemos de ser mui cautos en la utilización de estos términos para evitar que resten objetividad a la argumentación. Definiciones persuasivas: definiciones que se elaboran para un término al que se quiere dar cierto prestigio o desprestigio (ej.:"los ordenadores son fieles amigos al servicio de sus dueños "y" los ordenadores son tiranos que envían al paro a miles de personas") ninguno ha expuesto una definición, sino una valoración disfrazada de definición. Erroresen l
aargumentación o falacias: falacia se usa para designar aquellas argumentaciones que son incorrectas, pero que parecen correctas. Algunos autores llaman sofismos a las falacias que se expresan intencionadamente y paralogismos a las que se expresan sin intención. Los argumentos pueden ser falacias en unos casos y argumentos correctos en otros. Las falacias son maneras de razonar que violan las reglas del dialogo argumentativo. para detectarlas se precisa una especial atención a los contexto en que se desarrollan los diálogos y a las actitudes comunicativas de los hablantes.
REGLAS DEL DIALOGO ARGUMENTATIVO.
Principio cooperativo: contribuye a la conversación tal y como lo exige el objetivo o propósito que le corresponda. Este principio implica estas obligaciones:
-lleva el peso de la prueba cuando te corresponda-no hagas que tu interlocutor lleve el peso de la prueba cuando no le corresponda-No utilices premisas no admitidas por los demás interlocutores para apoyar una conclusión que pretendes que sea admitida por todos.-define, aclara o justifica el significado de los términos que utilices siempre que te lo pidan.-no intentes forzar prematuramente la clausura del dialogo. 
Regla de la cantidad: proporciona tanta información como sea necesaria para mantener tu punto de vista, pero no más.
Regla de la cualidad: no digas lo que creas que es falso y no trates de mantener a toda costa una opinión de la que no tengas pruebas suficientes.                 
Regla de relevancia. Debes ser relevante, esto es, centra tus intervenciones en el asunto sobre el que se dialoga y no cambies de tema sin permiso.                   
Regla de modo. Explícate con claridad, sin ambigüedades con brevedad y ordenadamente.
HERRAMIENTAS DEL DIALOGO ARGUMENTATIVO                                               
Términos aseguradores: se usan cuando alguien quiere presentar como segura una creencia y evitar que su interlocutor le pida razones para apoyarla(es de sentido común que… es evidente que... todo el mundo está de acuerdo en que…) Sería erróneo usar estos términos para cerrar el dialogo antes de lo debido.

Términos protectores: para proteger nuestras afirmaciones de las críticas de los demás (probablemente, la mayoría de… son… quizá sea cierto que…) la utilización es correcta siempre que no pretendamos cerrar la discusión prematuramente, sino exponer opiniones con menos seguridad.

jueves, 20 de febrero de 2014

FILOSOFÍA 11°: RESUMEN Y ACTIVIDAD SEMANA 6

ACTIVIDAD:
1. INDIVIDUAL: RESUMA LOS TEMAS CON LAS IDEAS MÁS IMPORTANTES (EN SU LIBRETA).
2. GRUPAL (5 INTEGRANTES MÁXIMO)
*ELABOREN UNA TABLA, EN PAPEL PERIÓDICO, DONDE COMPAREN LAS TRES DOCTRINAS FILOSÓFICAS (DEFINICIÓN, SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS).
* RESPONDAN EN UN TRABAJO ESCRITO (CARTA) LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
a. ¿QUÉ ENTIENDEN POR ILUSTRACIÓN?
b. ¿CUÁLES SON LOS ASPECTOS MÁS IMPORTANTES DEL CRITICISMO?
c. ¿QUÉ ES EL IDEALISMO?

DEFINICIÓN De la doctrina
Filosófico
Semejanza
Diferencias
La ilustración




El Criticismo




El Idealismo




 EL IDEALISMO
La noción de idealismo posee dos grandes acepciones. Por un lado, se emplea para describir la posibilidad de la inteligencia para idealizar. Por otra parte, el idealismo se presenta como un sistema de carácter filosófico que concibe las ideas como el principio del ser y del conocer. El idealismo de perfil filosófico, por lo tanto, sostiene que la realidad que se halla fuera de la propia mente no es comprensible en sí misma, ya que el objeto del conocimiento del hombre siempre es construido a partir de la acción cognoscitiva. Puede decirse entonces que el idealismo se opone al materialismo, una doctrina que asegura que la única realidad es la materia. Los idealistas subjetivos creen que la entidad en sí es incognoscible, pero la reflexión brinda la posibilidad de acercarse al conocimiento. Para los idealistas objetivos, en cambio, el único objeto que puede conocerse es aquel que existe en el pensamiento del individuo.

Es posible distinguir, de acuerdo al idealismo, entre el fenómeno (el objeto que puede conocerse de acuerdo a la percepción de los sentidos) y el noúmeno (es decir, los objetos en sí mismos, con sus propias características naturales). La realidad está conformada por el contenido de la conciencia del hombre: o sea, por lo que percibimos y no por lo que realmente es.

El gran desarrollo moderno del idealismo es el que corresponde al llamado «idealismo alemán», que tiene sus inicios a finales del s. XVIII. Se habla de un manifiesto programático del idealismo, que se escribió hacia 1795, publicado en 1917, por Franz Rosenzweig, con el título de El más antiguo sistema programático del idealismo alemán, y que en principio se atribuyó a Hölderlin, Schelling y Hegel, luego a discípulos de Fichte y finalmente al mismo Hegel. Este manifiesto expresa el deseo -de claro influjo romántico- de hallar un sistema de pensar que elimine la distinción entre sujeto y objeto, y entre yo y mundo, distinción que se vive como una contradicción. Johan Gottlieb Fichte es el primero en desarrollar un sistema, que recibe el nombre de «idealismo subjetivo», y que se inspira en una reinterpretación de Kant con claros influjos románticos. El yo trascendental de Kant se convierte en un «yo práctico», o productor, un sujeto activo, autodeterminado y absolutamente libre; de él surge, por desarrollo dialéctico, el no-yo, o el mundo. La filosofía de Schelling, que recibe el nombre de «idealismo objetivo», en referencia al sistema de Fichte, que le influye de forma notable, y el de filosofía de la identidad, por la profunda resonancia spinoziana, sostiene una identidad dada de antemano entre naturaleza y espíritu, entre lo subjetivo y lo objetivo; la realidad es razón, y a eso todo llama absoluto. 
 
Hegel adopta esta última perspectiva y da a lo absoluto el nombre de Idea sometida al devenir dialéctico de realizarse o exteriorizarse como naturaleza, y de nuevo como idea o razón, consciente de sí misma, o espíritu. El espíritu es lo que debe ser, esto es, reflexión y conocimiento de sí mismo y por ello, después de expresarse como espíritu subjetivo y espíritu objetivo llega a ser espíritu absoluto o total comprensión de todo en sí mismo, en forma de intuición, como arte, en forma de representación, como religión, en forma de concepto, como filosofía.
El idealismo del s. XIX se enfrenta al positivismo naciente, al que intenta superar. Desde Alemania, donde el giro que da Marx al idealismo de Hegel y a su dialéctica -aprovechando la identidad total entre idea y naturaleza- no permite su supervivencia, el idealismo se traslada a otros países. En Francia son idealistas O. Hamelin (1856-1907) y L. Brunschvicg; en Italia, B. Croce y G. Gentile; en Inglaterra, F.H. Bradley, B. Bosanquet y E.J. McTaggart (1866-1925). En España, el idealismo alemán llega de la mano de K. Ch. Friedrich Krause, convirtiéndose en el krausismo, mezcla de idealismo, panteísmo y misticismo, pero que tendrá el mérito de influir en la aparición, en 1876, de la «Institución Libre de Enseñanza», de Francisco Giner de los Ríos.
LA ILUSTRACIÓN
Fue una época histórica y un movimiento cultural e intelectual europeo –especialmente en Francia e Inglaterra–que se desarrolló desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicism
La Ilustración (Lumières, en francés; Enlightenment, en inglés; Illuminismo, en italiano; Aufklärung, en alemán),2 en frase de uno de sus más importantes representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el contenido mismo de sus doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento y valoración.
Según el teórico marxista Lucien Goldmann, la Ilustración puede ser definida como «una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués». Como tal, insertaría su filiación doctrinal en el Renacimiento y, especialmente, en las racionalistas empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke, pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grotius, Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o los libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las revoluciones políticas neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en las transformaciones económicas en gestación, apoyadas en una coyuntura en alza, que desembocarán en la revolución francesa
Según muchos historiadores, los límites de la Ilustración han alcanzado la mayor parte del siglo XVII, aunque otros prefieren llamar a esta época la Era de la Razón. Ambos períodos se encuentran en cualquier caso, unidos y emparentados, e incluso es igualmente aceptable hablar de ambos períodos como de uno solo. A lo largo del siglo XVI y siglo XVII , Europa se encontraba envuelta en guerras de religión. Cuando la situación política se estabilizó tras la Paz de Westfalia (acuerdo entre católicos y protestantes, 1648) y el final de la guerra civil en Inglaterra, existía un ambiente de agitación que tendía a centrar las nociones de fe y misticismo en las revelaciones "divinas", captadas de forma individual como la fuente principal de conocimiento y sabiduría (Iluminismo). En lugar de esto, la Era de la Razón trató entonces de establecer una filosofía basada en el axioma y el absolutismo como bases para el conocimiento y la estabilidad. Este objetivo de la Era de la Razón, que estaba construido sobre axiomas, alcanzó su madurez con la Ética de Baruch Spinoza, que exponía una visión panteísta del universo donde Dios y la Naturaleza eran uno. Esta idea se convirtió en el fundamento para la Ilustración, desde Newton hasta Thomas Jefferson.
La Ilustración estaba influida en muchos sentidos por las ideas de Blaise Pascal, Gottfried Leibniz, Galileo Galilei y otros filósofos del período anterior. El pensamiento europeo atravesaba por una ola de cambios, ejemplificados por la filosofía natural de Sir Isaac Newton, un matemático y físico brillante. Las ideas de Newton, que combinaban su habilidad de fusionar las pruebas axiomáticas con las observaciones físicas en sistemas coherentes de predicciones verificables, proporcionaron el sentido de la mayor parte de lo que sobrevendría en el siglo posterior tras la publicación de sus Philosophiae Naturalis Principia Mathematica. Pero Newton no estaba solo en su revolución sistemática pensadora, sino que era simplemente el más famoso y visible de sus ejemplos. Las ideas de leyes uniformes para los fenómenos naturales se reflejaron en una mayor sistematización de una variedad de estudios.
Si el período anterior fue la era del razonamiento sobre los principios básicos, la Ilustración se dedicó a buscar la mente de Dios mediante el estudio de la creación y por la deducción de las verdades básicas del mundo. Esta visión de algún modo puede haber llegado hasta nuestros días, en los que la creencia de los individuos en las verdades es más provisional, pero en aquel momento, la verdad era una noción poderosa, que contenía las nociones básicas sobre la fuente de la legitimidad de las cosas.
EL CRITICISMO
Es la doctrina epistemológica desarrollada por el filósofo Immanuel Kant, Del griego κρινω, kríno, "distinguir", "separar" o "dividir", que pretende establecer los límites del conocimiento cierto a través de una investigación sistemática de las condiciones de posibilidad del pensamiento. El criticismo comienza con una doble crítica al racionalismo y al empirismo, pues se considera que estos dos planteamientos han tenido en cuenta sólo un punto de vista de la realidad por lo que han tomado en cuenta el papel activo que deben desarrollar las personas en el acto de conocer. Kant desarrolló la filosofía crítica1 en respuesta a los cuestionamientos que la lectura del filósofo empirista David Hume le había provocado; previamente, en la que los filosofía llaman su etapa precrítica, Kant había enseñado la doctrina racionalista de Christian Wolff, un seguidor de Leibniz.

Criticismo influenciable

El problema que había que resolver era la necesidad de conciliar la evidencia de la existencia de leyes universales —expresadas, por ejemplo, en los principios de la matemática, que no parecen ser el resultado de una inducción contingente; es difícil sostener que existe algún caso en que el resultado de una operación como 5 + 7 no vaya a ser 12— con la doctrina de que todo el conocimiento proviene de la experiencia de los sentidos — que, por su propia naturaleza, no pueden conocer principios generales, sino sólo hechos y objetos individuales.

Juicios cuánticos y sintéticos

La formulación kantiana de este problema se corresponde con su distinción entre las afirmaciones o juicios analíticos —esto es, aquellos cuyo predicado está implícita o explícitamente contenido en el sujeto, como las tautologías del tipo "lo blanco es blanco", o las afirmaciones, como "todos los carnívoros son animales", en que la definición del sujeto ya presupone lo predicado; "carnívoro" es "animal que come carne"— y los sintéticos —aquellos en que se afirma algo no previamente contenido en la noción del sujeto, como "este papel es blanco" o "este animal está enfermo".
Los juicios analíticos pueden hacerse de manera universal, e independientemente de la experiencia; son, por lo tanto, a priori, pero no constituyen un aumento del conocimiento. Los juicios sintéticos aumentan el conocimiento, pero dependen de la experiencia de un hecho particular; parecen ser, por lo tanto, a posteriori, algo inadmisible, en la opinión de Kant, para la ciencia, que debe producir afirmaciones no contingentes. Kant define el problema de la ciencia como la fundamentación de los juicios sintéticos a priori, es decir, afirmaciones de validez universal que puedan realizarse independientemente de la enumeración de los hechos constatados.

Formas a priori

La solución kantiana afirma que, si bien nada hay en la inteligencia que no tenga origen en la experiencia de los sentidos, no todo el contenido del conocimiento se deriva de lo percibido sensorialmente. Lo conocido es el resultado de la aplicación de las facultades del intelecto al objeto del conocimiento; esto es, las características de aquello que se conoce provienen en parte del objeto conocido, pero también se derivan en parte de la estructura de la inteligencia que conoce, una doctrina conocida como idealismo subjetivo. Las propiedades del intelecto que permiten conocer son las que Kant llama formas a priori de la inteligencia; divididas en tres niveles (formas de la percepción, del entendimiento y de la razón), incluyen nociones como las de espacio tiempo, que no se extraen de la experiencia sino que constituyen su condición de posibilidad. El hecho de que sea imposible pensar un objeto sin colocarlo en el espacio no indica nada acerca de la naturaleza de los objetos, sino de la mente que los piensa.

Obras de Kant


Kant desarrolla la doctrina de la crítica en tres partes; la primera, la investigación de las formas a priori de la facultad intelectiva, corresponde a la Crítica de la Razón Pura (1781). Ésta se continúa con la investigación de los principios a priori de la moral en la Crítica de la Razón Práctica (1788), y el análisis de la interconexión entre el ámbito determinista de la naturaleza y el ámbito espontáneo de la causalidad espiritual en la Crítica del Juicio (1790).