ACTIVIDAD:
1. INDIVIDUAL: RESUMA LOS TEMAS CON LAS IDEAS MÁS IMPORTANTES (EN SU LIBRETA).2. GRUPAL (5 INTEGRANTES MÁXIMO)
*ELABOREN UNA TABLA, EN PAPEL PERIÓDICO, DONDE COMPAREN LAS TRES DOCTRINAS FILOSÓFICAS (DEFINICIÓN, SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS).
* RESPONDAN EN UN TRABAJO ESCRITO (CARTA) LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
a. ¿QUÉ ENTIENDEN POR ILUSTRACIÓN?
b. ¿CUÁLES SON LOS ASPECTOS MÁS IMPORTANTES DEL CRITICISMO?
c. ¿QUÉ ES EL IDEALISMO?
DEFINICIÓN De la doctrina
Filosófico
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Semejanza
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Diferencias
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La ilustración
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El Criticismo
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El Idealismo
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EL
IDEALISMO
La
noción de idealismo posee dos grandes acepciones. Por un
lado, se emplea para describir la posibilidad de la inteligencia para idealizar. Por otra parte, el
idealismo se presenta como un sistema de carácter filosófico
que concibe las ideas como el principio del ser y del conocer. El
idealismo de perfil filosófico, por lo
tanto, sostiene que la realidad que se halla fuera de la propia mente no es
comprensible en sí misma, ya que el objeto del conocimiento del hombre siempre
es construido a partir de la acción cognoscitiva. Puede decirse entonces que el
idealismo se opone al materialismo,
una doctrina que asegura que la única realidad es la materia. Los idealistas
subjetivos creen
que la entidad en sí es incognoscible, pero la reflexión brinda la posibilidad
de acercarse al conocimiento.
Para los idealistas objetivos,
en cambio, el único objeto que puede conocerse es aquel que existe en el
pensamiento del individuo.
Es posible distinguir, de acuerdo al idealismo, entre el fenómeno (el objeto que puede conocerse de
acuerdo a la percepción de los sentidos) y el noúmeno (es decir, los objetos en sí mismos,
con sus propias características naturales). La realidad está
conformada por el contenido de la conciencia del hombre: o sea, por lo que
percibimos y no por lo que realmente es.
El gran desarrollo moderno del idealismo es el que
corresponde al llamado «idealismo
alemán», que tiene sus inicios a finales del s. XVIII. Se habla de un
manifiesto programático del idealismo, que se escribió hacia 1795, publicado en
1917, por Franz Rosenzweig, con el título de El más antiguo
sistema programático del idealismo alemán, y que en principio se atribuyó a Hölderlin, Schelling y Hegel,
luego a discípulos de Fichte y finalmente al mismo Hegel. Este manifiesto
expresa el deseo -de claro influjo romántico- de hallar un sistema de pensar
que elimine la distinción entre sujeto y objeto, y entre yo y mundo, distinción
que se vive como una contradicción. Johan Gottlieb Fichte es el primero en
desarrollar un sistema, que recibe el nombre de «idealismo subjetivo», y que se
inspira en una reinterpretación de Kant con claros influjos románticos. El yo trascendental de Kant
se convierte en un «yo práctico», o productor, un sujeto activo,
autodeterminado y absolutamente libre; de él surge, por desarrollo dialéctico,
el no-yo, o el mundo. La
filosofía de Schelling, que recibe el nombre de «idealismo objetivo»,
en referencia al sistema de Fichte, que le influye de forma notable, y el de
filosofía de la identidad, por la profunda
resonancia spinoziana, sostiene una identidad dada de antemano entre
naturaleza y espíritu, entre lo subjetivo y lo objetivo; la realidad es razón,
y a eso todo llama absoluto.
Hegel adopta esta última perspectiva y da a lo absoluto el nombre de Idea sometida al devenir dialéctico de realizarse o exteriorizarse como naturaleza, y de nuevo como idea o razón, consciente de sí misma, o espíritu. El espíritu es lo que debe ser, esto es, reflexión y conocimiento de sí mismo y por ello, después de expresarse como espíritu subjetivo y espíritu objetivo llega a ser espíritu absoluto o total comprensión de todo en sí mismo, en forma de intuición, como arte, en forma de representación, como religión, en forma de concepto, como filosofía.
Hegel adopta esta última perspectiva y da a lo absoluto el nombre de Idea sometida al devenir dialéctico de realizarse o exteriorizarse como naturaleza, y de nuevo como idea o razón, consciente de sí misma, o espíritu. El espíritu es lo que debe ser, esto es, reflexión y conocimiento de sí mismo y por ello, después de expresarse como espíritu subjetivo y espíritu objetivo llega a ser espíritu absoluto o total comprensión de todo en sí mismo, en forma de intuición, como arte, en forma de representación, como religión, en forma de concepto, como filosofía.
El idealismo del s. XIX se enfrenta al positivismo naciente, al que intenta superar.
Desde Alemania, donde el giro que da Marx al idealismo de Hegel y a su
dialéctica -aprovechando la identidad total entre idea y naturaleza- no permite
su supervivencia, el idealismo se traslada a otros países. En Francia son
idealistas O. Hamelin (1856-1907) y L. Brunschvicg; en Italia, B. Croce y G.
Gentile; en Inglaterra, F.H. Bradley, B. Bosanquet y E.J. McTaggart
(1866-1925). En España, el idealismo alemán llega de la mano de K. Ch.
Friedrich Krause, convirtiéndose en el krausismo, mezcla de idealismo,
panteísmo y misticismo, pero que tendrá el mérito de influir en la aparición,
en 1876, de la «Institución Libre de Enseñanza», de Francisco Giner de los
Ríos.
LA ILUSTRACIÓN
Fue una época histórica y un
movimiento cultural e intelectual europeo –especialmente en Francia e Inglaterra–que se
desarrolló desde fines del siglo XVII hasta
el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó
durante los primeros años del siglo XIX. Fue
denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la
humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces. Los
pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la
ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La
Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y
sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se
denominará Neoclasicism
La Ilustración (Lumières, en
francés; Enlightenment, en
inglés; Illuminismo, en
italiano; Aufklärung, en
alemán),2 en frase de uno de sus más importantes
representantes, D'Alembert, «lo
discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a los fundamentos
de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la música
hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los
objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos,
desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una
palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más
débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el contenido mismo de sus
doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento y valoración.
Según el teórico marxista Lucien Goldmann, la
Ilustración puede ser definida como «una etapa histórica de la evolución global
del pensamiento burgués». Como tal, insertaría su filiación doctrinal en el Renacimiento y, especialmente, en las racionalistas empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke, pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grotius, Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o los
libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las
revoluciones políticas neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en
las transformaciones económicas en gestación, apoyadas en una coyuntura en
alza, que desembocarán en la revolución francesa
Según muchos historiadores, los
límites de la Ilustración han alcanzado la mayor parte del siglo XVII, aunque
otros prefieren llamar a esta época la Era de la Razón. Ambos períodos se
encuentran en cualquier caso, unidos y emparentados, e incluso es igualmente
aceptable hablar de ambos períodos como de uno solo. A lo largo del siglo XVI y siglo XVII , Europa se encontraba envuelta en guerras de religión. Cuando la situación
política se estabilizó tras la Paz de Westfalia (acuerdo entre católicos y
protestantes, 1648) y el final de la guerra civil en Inglaterra, existía un
ambiente de agitación que tendía a centrar las nociones de fe y misticismo en las revelaciones
"divinas", captadas de forma individual como la fuente principal de
conocimiento y sabiduría (Iluminismo).
En lugar de esto, la Era de la Razón trató entonces de establecer una filosofía
basada en el axioma y el absolutismo como bases para el conocimiento y la
estabilidad. Este objetivo de la Era
de la Razón, que estaba construido sobre axiomas, alcanzó su madurez con la Ética de Baruch Spinoza, que
exponía una visión panteísta del universo donde Dios y
la Naturaleza eran uno. Esta idea se convirtió en el
fundamento para la Ilustración, desde Newton
hasta Thomas Jefferson.
La Ilustración estaba influida en
muchos sentidos por las ideas de Blaise Pascal, Gottfried Leibniz, Galileo Galilei y otros filósofos del período
anterior. El pensamiento europeo atravesaba por una ola de cambios,
ejemplificados por la filosofía natural de Sir Isaac Newton,
un matemático y físico brillante. Las ideas de Newton, que combinaban su
habilidad de fusionar las pruebas axiomáticas con las observaciones físicas en
sistemas coherentes de predicciones verificables, proporcionaron el sentido de
la mayor parte de lo que sobrevendría en el siglo posterior tras la publicación
de sus Philosophiae Naturalis Principia Mathematica. Pero Newton no
estaba solo en su revolución sistemática pensadora, sino que era simplemente el
más famoso y visible de sus ejemplos. Las ideas de leyes uniformes para los
fenómenos naturales se reflejaron en una mayor sistematización de una variedad
de estudios.
Si el período anterior fue
la era del razonamiento sobre los principios básicos, la Ilustración se dedicó
a buscar la mente de Dios mediante el estudio de la creación y por la deducción
de las verdades básicas del mundo. Esta visión de algún modo puede haber
llegado hasta nuestros días, en los que la creencia de los individuos en las
verdades es más provisional, pero en aquel momento, la verdad era una noción
poderosa, que contenía las nociones básicas sobre la fuente de la legitimidad
de las cosas.
EL CRITICISMO
Es la doctrina epistemológica desarrollada por el filósofo Immanuel Kant, Del griego κρινω, kríno,
"distinguir", "separar" o "dividir", que pretende
establecer los límites del conocimiento cierto a través de una investigación sistemática de las condiciones de posibilidad del pensamiento. El criticismo comienza con una
doble crítica al racionalismo y al empirismo, pues se considera que estos dos
planteamientos han tenido en cuenta sólo un punto de vista de la realidad por
lo que han tomado en cuenta el papel activo que deben desarrollar las personas
en el acto de conocer. Kant desarrolló la filosofía crítica1 en respuesta a los cuestionamientos
que la lectura del filósofo empirista David Hume le había provocado; previamente, en la
que los filosofía llaman su etapa precrítica, Kant había enseñado la doctrina racionalista de Christian Wolff, un
seguidor de Leibniz.
Criticismo influenciable
El problema que había que resolver era
la necesidad de conciliar la evidencia de la existencia de leyes universales —expresadas, por ejemplo, en los
principios de la matemática, que no parecen ser el resultado de una inducción contingente;
es difícil sostener que existe algún caso en que el resultado de una operación
como 5 + 7 no vaya a ser 12— con la doctrina de que todo
el conocimiento proviene de la experiencia de los sentidos — que, por su propia
naturaleza, no pueden conocer principios generales, sino sólo hechos y objetos
individuales.
Juicios cuánticos y sintéticos
La formulación kantiana de este
problema se corresponde con su distinción entre las afirmaciones o juicios analíticos —esto
es, aquellos cuyo predicado está implícita o explícitamente contenido en el
sujeto, como las tautologías del tipo "lo blanco es blanco", o las
afirmaciones, como "todos los carnívoros son animales", en que la
definición del sujeto ya presupone lo predicado; "carnívoro" es
"animal que come carne"— y los sintéticos —aquellos en que se afirma
algo no previamente contenido en la noción del sujeto, como "este papel es
blanco" o "este animal está enfermo".
Los juicios analíticos pueden hacerse
de manera universal, e independientemente de la experiencia; son, por lo tanto, a priori, pero
no constituyen un aumento del conocimiento. Los juicios sintéticos aumentan el
conocimiento, pero dependen de la experiencia de un hecho particular; parecen
ser, por lo tanto, a posteriori,
algo inadmisible, en la opinión de Kant, para la ciencia, que debe producir
afirmaciones no contingentes. Kant
define el problema de la ciencia como la fundamentación de los juicios sintéticos a priori, es
decir, afirmaciones de validez universal que puedan realizarse
independientemente de la enumeración de los hechos constatados.
Formas a priori
La solución kantiana afirma que, si
bien nada hay en la inteligencia que no tenga origen en la experiencia de los
sentidos, no todo el contenido del conocimiento se deriva de lo percibido
sensorialmente. Lo conocido es el resultado de la aplicación de las facultades
del intelecto al objeto del conocimiento; esto es, las características de
aquello que se conoce provienen en parte del objeto conocido, pero también se
derivan en parte de la estructura de la inteligencia que conoce, una doctrina
conocida como idealismo subjetivo. Las propiedades del intelecto que
permiten conocer son las que Kant llama formas a priori de la inteligencia; divididas en tres
niveles (formas de la percepción, del entendimiento y de la razón), incluyen
nociones como las de espacio tiempo, que no se extraen de la
experiencia sino que constituyen su condición
de posibilidad. El hecho de que sea imposible pensar un objeto sin
colocarlo en el espacio no indica nada acerca de la naturaleza de los objetos,
sino de la mente que los piensa.
Obras de Kant
Kant desarrolla la doctrina de la
crítica en tres partes; la primera, la investigación de las formas a priori de la facultad intelectiva,
corresponde a la Crítica de la Razón Pura (1781). Ésta se continúa con la
investigación de los principios a
priori de la moral en la Crítica de la Razón Práctica (1788), y el análisis de la interconexión
entre el ámbito determinista de la naturaleza y el ámbito espontáneo de la
causalidad espiritual en la Crítica del Juicio (1790).
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